A mal tiempo, buena cañññññña

Las reflexiones de algunos, y las mías son especialmente tortuosas, nos llevan a encaminarnos por senderos de los que desconocemos, no ya un fin cierto, sino lo que nos deparará nuestro camino a la vuelta del primer recodo. Por ello tengo miedo a que esto se quede en lo que se quedan tantos proyectos que se inician con excesiva visceralidad, de eso yo sé mucho, y mínima objetividad.

Pero bueno, alguien tendrá que explicar lo que hacemos y deshacemos, en un pequeño pueblo al suroeste de Madrid (Villaviciosa de Odón), unos cuantos socios de un club que por buscarle una excusa, al club quiero decir, lo es de automovilismo, por buscarle una naturaleza, lo es de amigos.

Y el caso es que esta primera crónica adolece del imprescindible reportaje gráfico, pues al no estar proyectada su realización en la fecha del evento, el fotógrafo se perdió entre la voluptuosidad de curvas y reflejo de cromados con las que las carrocerías le atraían, en lugar de atender al glamour del que sin duda eramos merecedores los "mbfaqueros" que por allí polulaban y más que de ninguno de nuestras compañeras Silvia y Rosa. Para otras crónicas, no lo dudéis, se atenderán los oportunos requerimientos.

¡En fin!. Comencemos.

Que este servidor se levantase a temprana hora para lavar y preparar el coche que pretendiese lucir en un evento automovilístico de tal porte, y que dirigiera al cielo, y a los Cielos, una mirada de preocupación y reproche por los nubarrones de mal agüero que hacían cúpula (con “u”, por supuesto) sobre los tejados de Villaviciosa, no creo que pueda importarle a nadie, pues al fin y a la postre no está uno aquí para contar sus pesares; valga, eso sí, para indicar el grado de preocupación con que ese servidor aludido se disponía, bajo el lema “A mal tiempo buena caññññññña”, a enfrentarse a una jornada que tenía dos peculiaridades principales: una que estrenábamos una ubicación oficial en la organización general del evento y, otra, que también estrenábamos unos carteles como imagen corporativa para lucir en nuestros coches. Innovaciones ambas que, de alguna forma, hacían patente ante terceros nuestra presencia; una presencia que beneficiará la publicidad y el prestigio de nuestro Club y también incrementará el peso específico del propio mercadillo de Coches Antiguos.

Sea como fuere el día se fue abriendo, y ocupadas nuestras posiciones oficiales, fuimos saludando a los amigos que iban llegando. Los primeros, como no podía ser de otra forma, More y yo (RePaco), después Escuelero con Rosa y sus hijos, Silvia y JMar. Supongamos que algún día despertemos mayor interés entre otros compañeros de la zona centro, pero hoy por hoy es la participación media a la que estamos acostumbrados. Al menos, a todo hay que buscarle lo bueno, cabemos perfectamente en el bar.

El sol, mi astro preferido, quiso finalmente acompañarnos durante toda la mañana, y despojados de ropas de abrigo y agua, nos dedicamos a pasear entre los vetustos coches a los que no desmerece de su porte la pátina de sus recuerdos. Desde los deportivos Porche y Alfa Romeo, hasta los populares Renault Gordini o Renault 4-4, pasando por los americanos Chebrolet o los industriales Pick Cap con aire agrícola americano que nos recuerda películas tales como “Tierra de Gigantes” o “Verdes Praderas”, o las románticas furgonetas hippies.

Visto, comentado, admirado, debatido lo que había que ver, en aquel foro dónde no podían faltar desde el primer momento las cuitas entre “hierros” y “plásticos” en un lenguaje encajado entre risas y bromas, bueno fue refrescarse en el bar más cercano, y ya habitual, dónde hablar de nosotros, de nuestro club, de la 1ª Concentración del Club, del Guinness y de todo aquello que sirve de argamasa para unir amistades.

En fin, nuevamente una jornada exitosa donde lo que predominó fue el componente humano de los que asistimos y del inicio de amistades que han dejado atrás la esclavitud a un teclado y una pantalla de ordenador.