lunes, 27 de octubre de 2008

Mantener la ilusión

Cuando a uno le gusta algo, lo que sea, poder disfrutar no sólo de ese algo, sino además de aquellos elementos que lo rodean, lo complementan, lo recrean en un todo universal, es, sin duda, una delicia. Hacerlo además arropado por un grupo al que te has unido para ese fin, un lujo.

De lujo fue asistir al evento del 19 de octubre de 2008 en Villaviciosa de Odón, por cuanto, una vez pasado la estival emigración y las fiestas del pueblo, el Vaillo recuperó los brillos que le son propios a la gala donde vestirse de acero, perfumarse con gasolina y calzarse de goma, te permite subir a una pasarela en la que reina el compañerismo entre amigos y la afabilidad entre desconocidos.

Ese es, sin lugar a dudas, el ambiente que se respira en el “Mercadillo del Coche Antiguo de Villaviciosa de Odón”, en la “Quedada Permanente en Madrid del Club MBFaq”. Allí dónde vayas siempre encontrarás a alguien dispuesto a abrirte las puertas de su coche, enseñarte el motor, hablar de sus recuerdos, fanfarronear con sus conocimientos y aconsejarte sobre tus problemas.

Allí, entre tanto aficionado no sólo del coche clásico sino de cualquier posible variante dentro del mundo del motor, el club MBFaq volvió a reunir a los compañeros y amigos foreros; viéndose con gusto como aquellos que se comunican a través de una pantalla repiten su asistencia personal a la cita mensual, o se incorporan a ella, con incuestionable animosidad. Eduardo (PLATA), Juan Antonio (ÁRBITRO), Fernando (ZEOLITA), Pepe (JMAR) , More (MORE), Paco (REPACO), dieron la bienvenida a Miguel (VELOZ); y, por supuesto las aficionadas consortes Rosa, Amparo y Elena se debieron sentir integradas en un Club que las quiere como a cualquiera de sus titulares. También la presencia de la cantera automovilística de MBFaq hizo acto de presencia, casi siempre es así, con la aparición del sobrino de Edu, un chaval gustoso de ver tanto cacharro junto y poder cotillearlos a placer. Otros amigos se nos unieron a la fiesta, Santiago y Rafi, que aunque tienen el mal gusto de calzar un BMW, beben cerveza y conversan como los mejores de la estrella.


A tal grado de convocatoria y protagonismo hemos llegado que hay quien viene a buscar a sus familiares a nuestro grupo (¡Ay BOTI, BOTI!: que caro te dejas ver). A buen seguro que en próximas reuniones nuestro número se irá incrementando notablemente, pues alguno de los que faltaron, no lo suelen hacer. Y los que, más o menos, inducen la actividad, se proponen seguir incentivando la presencia con nuevas.

Como muestra, un botón y esos inductores, que están a la espera de que caigan en el cepo un par de “ratas de desguace”, están valorando la posibilidad de introducir una nueva sección en ésta revista:

“Hablamos de …”

FORD CLASE A 1926
(Colaboración: ZEOLITA)

Cuando el automóvil se viste de sensibilidad, de arte, de cuidado, de amor, aparecen máquinas como la que hoy presentamos. En ellas cada línea es un lujo, una apuesta por la belleza y un rincón vivo de la historia. Y detrás de ellas un hombre o una mujer, con una sonrisa que le ilumina la cara, muestran con orgullo su buen hacer.




En los próximos reportajes, que queremos hacer, estaremos más finos a la hora de describir las máquinas y, porque no, a sus dueños. Ésta vez nos pillo la idea a contrapié, por lo que espero que sepáis disculpar lo baladí de este reportaje, pero no queremos cerrar el número, pregonero de lo que ha de venir, sin daros este esbozo de lo que será en un futuro.

Fernando se acercó al propietario y se animaron en una conversación en la que los conocimientos técnicos y los recuerdos se unían. Gracias a ello, nos pudimos enterar de muchas particularidades del coche que hoy, a la mayoría, nos suenan a chino.

Curiosidad digna de mención es el nombre que se le da al asiento, mejor dicho trasportín, que se forma al abrir una compuerta en la popa del coche, y que sirve para llevar a un viajero más. Conocido como “Ahí te pudras” daba razón sobre lo que sentía el viajero expuesto a los humos del tubo de escape.